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"K., V. A. c/ P., A. s/ restitución internacional de menores de edad", 23/09/2025 | Un primer aspecto que me parece relevante destacar es el temporal.

Actualizado: 22 oct

Acá una cuestión compleja, humanamente sensible, que se ha resuelto llegando incluso a fallo del más alto Tribunal del país en tiempos más que razonables (muy distinto a tantos otros casos de restitución en que cuando llegaba la sentencia final los niños a proteger ya eran mayores de edad).

El juicio se inició en la provincia de Córdoba (Villa Carlos Paz) el 4 de julio de 2024 y para el 23 de septiembre de 2025 ya cuenta con sentencia de Corte Suprema Federal.

La madre, rusa, promovió el reclamo de restitución frente al hecho de que el padre había trasladado a los niños de forma ilícita a un pueblo lindero con el lago San Roque en la provincia de Córdoba, cuando la residencia habitual de los menores se hallaba fijada en Moscú (de ahí la ilicitud).

Según dan cuenta los hechos, el padre recogió a los chicos en Moscú para pasar un fin de semana con ellos y se los llevó de Rusia hasta terminar en Córdoba, previo paso por Turquía.

En su defensa el padre alegó la guerra e invocó que como la guerra no cesó sus hijos debían comenzar una nueva vida fuera de Moscú. Y se los llevó hasta el lago San Roque.

Con buen tino, la madre alegó que Ucrania está situada a 1400 kilómetros de Moscú, y que esta ciudad no es escenario de ninguna acción bélica que suponga riesgo. 

Frente a la sentencia de primera instancia que resuelve, con acierto, dar curso a la restitución internacional, rápido (y torpe) de reflejos, el padre de las criaturas inicia un trámite para que el gobierno argentino admita a los niños en calidad de refugiados y pidió que el proceso se suspendiera hasta tanto se resolviera esa solicitud formal.

El pedido de suspensión es rechazado porque los jueces no comen vidrio y es demasiado burda la maniobra del padre; quien además enseñaba a sus hijos imágenes de guerra para manipularlos y que expresasen su voluntad de no regresar a Moscú. El padre se los llevó de Rusia para protegerlos de la guerra y no hizo otra cosa que llenarles la cabeza con imágenes de guerra.

Caso muy bien resuelto. Porque, como sabemos, a los niños no se los puede mudar de domicilio, o cambiarles el “centro de vida” así como así, cual si se tratasen de maletas.

La sutil diferenciación del ministro C.R. no agrega ni quita nada.

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